domingo, 21 de febrero de 2010

JILL PRICE, "LA MUJER QUE NO PODÍA OLVIDAR"

Una mujer norteamericana, Jill Price, un buen día saltó a la fama por su asombrosa capacidad de recordar todos, absolutamente todos, los momentos de su vida (memoria autobiográfica)



Pero que tiene de real esta historia… ¿Es acaso una invención? ¿O es algo que realmente desconcierta la ciencia?

Bien, pues alucinantemente, esta mujer, Jill, posee la capacidad de poder memorizar a la perfección todas aquellas situaciones que suceden y sucedieron en su vida. Pero realmente, esto podría tener un trasfondo psicológico. Jill es capaz de acordarse de todos esos momentos a raíz de que se traslada a vivir a otro lugar y, por miedo a creer olvidar todos los momentos que vivió en su lugar de nacimiento, como por ejemplo, a sus amigos; se obsesiona por recordarlos y hacer todo lo posible para que no se le olviden. De ahí, diría yo, que más bien comienza una psicosis que la llevan a hacer una serie de cosas cuya finalidad era no olvidar nada de lo que le pasaba: actúa como una maniática y desarrolla un comportamiento extraño, tal es así, que sus padres llegan a calificarla como una “chica difícil”. Por ejemplo, coleccionaba objetos que, aparentemente podrían ser una simple chiquillada, pero que dado el caso, no son más que el reflejo de un trastorno psicológico.

Si analizamos el porqué de que su estupenda memoria sea un espejo a largo y corto plazo de todo lo que le ocurre, llegamos a la conclusión de que esa capacidad se ha desarrollado al escribir todos los acontecimientos minuciosamente, anotar las fechas, ver imágenes día tras día… para así no olvidar ni un solo detalle; y eso ir repitiéndolo todos los días. Al final, lo único que estaba haciendo era un enorme trabajo de desarrollo de la zona del cerebro que almacena datos, eventos y fechas; pero que mucho menos aumentaba la inteligencia; de hecho sabemos que Jill Price no era una superdotada, si no que tenía los mismos problemas para aprender que el resto de sus compañeros.

Ahora, gracias, a los medios de comunicación, que publicitan todo aquello que les da ganancia y juego, Jill, parece haberse convertido en un fenómeno mediático, que no se terminará en mucho tiempo. Pero eso sí, llegará un momento en que tanto sometimiento a pruebas psicológicas y neurológicas, así como a entrevistas y apariciones en público, consuman su vida, al igual que la de muchas otras personas que destacan por un asombroso funcionamiento de algún engranaje de esta maquinaria tan compleja y desconocida, que es el ser humano.


RAQUEL BALMASEDA SOLERA
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