"… Querida amiga, ya hace más de cuatro meses que abandoné a mi madre y hermanos para venir a vivir a España con mi padre en busca de nuevas oportunidades; y la verdad, la cosa no ha resultado fácil, pero tampoco ha ido tan mal como esperaba. [] Voy a un instituto cercano de mi casa, y siendo sincera, los primeros días pensaba que ir a clase me traería problemas con el idioma y creí por un momento que dejar la escuela sería lo mejor. Para empezar no tenía amigos, y, aunque sabía que todavía era pronto para eso, me llegué a sentir un poco sola; por otro lado, ya sabes que no me han educado para que vaya al colegio todos los días, así que dejar de estudiar no me iba a costar mucho…Pero sin embargo, enseguida sentí la confianza de los profesores y demás gente del colegio que me ayudaron en todo lo que podían, y realmente, eso ha hecho que cambie de opinión. Siento que todo el mundo está volcado conmigo. Quizá sea porque soy la única inmigrante del curso; ya te he dicho en cartas anteriores que estoy en un pueblo muy pequeño. Ahora, cuando creo que las cosas van bien, mi padre está pensando en mudarnos a una ciudad más grande. Dice que del campo por aquí no se vive bien, y que quiere probar con algo diferente. Ya no sé cómo va a ser mi vida de nuevo. En lo que a amigos se refiere, sé que no voy a extrañar a nadie; pero, me cuestiono si tal vez en el resto de escuelas me van a tratar igual que me han tratado aquí. ¿Cómo ves mi situación?...”
Bassma
Hoy de nuevo, vuelvo a escribir otro artículo. Está vez, atendiendo a la pregunta de nuestra amiga Bassma, abarcaré el tema de la inclusión de todos los alumnos en un centro educativo.
Aunque se trata de una situación de inmigración, todos sabemos que también podemos encontrar diversos casos que también necesitan de una labor de integración extra. Ante eso, y sobre todo centrándonos en los que están en edad de recibir educación, de los 6 a 16 años, de una manera obligatoria; y hasta los 18, quien decida continuar con estudios de bachillerato; se nos plantea, ¿hacemos todo lo posible para que la diversidad social no se note a la hora de una educación? En otras palabras, ¿hacemos que la gente que se “diferencia” de nosotros en algo, como podría ser la procedencia, cultura, religión…se sienta aceptada y no tenga problemas de aprendizaje?
Dado que la escuela es el único espacio de contacto obligatorio entre personas de distintos orígenes y cultura, se debe hacer más hincapié en su capacidad integradora y de socialización. Esta integración es de forma especial para la población inmigrante, teniendo en cuenta que las corrientes de inmigración en España se han intensificado espectacularmente a lo largo de los últimos años y la presencia de alumnos extranjeros en nuestros centros ha crecido a un ritmo paralelo. La forma en la que se plantea la acogida a estos alumnos, nos dice mucho de cómo se entiende la diversidad y la igualdad en los centros, y de qué se espera de la escuela al respecto. Los centros escolares, en su mayoría han creado aulas de acogida para este tipo de gente; pero la integración no sólo concierne a unos pocos; en el caso de la educación, a los profesores; sino que también es competencia nuestra. Por eso planteo: ¿Qué hacemos nosotros para que los distintos compañeros de clase se sientan integrados y aprendan sin dificultad alguna?
REFLEXIÓN
Vivimos en una sociedad multicultural, que en el peor de los casos puede dar lugar a situaciones de racismo y desintegración social, y que conlleve a problemas de convivencia; pero que en el mejor de los casos nos nutre de cultura y pone a prueba nuestra tolerancia, respeto y demás valores. Como gente joven que somos, que recién estamos viviendo el cambio cultural (inmigración); y como futuras esperanzas del progreso; debemos de tener una actitud de admisión de estas personas en nuestra vida. Al ser jóvenes, ahora nos los encontramos en un instituto, universidad… pero en un futuro, aquellos que hoy estudian con nosotros y son “diferentes” saldrán a la calle, y que mejor que haber sentado ya unas bases de integración, a nivel social y a nivel educativo, para facilitar la convivencia.
RAQUEL BALMASEDA SOLERA